13 abril 2011

INFERTILIDAD Y ESTRES

La incapacidad para procrear, después de un año de estarlo intentando, puede resultar muy estresante para una pareja. Catalogada como infertilidad, el diagnóstico de las causas de esta condición médica presupone muchas veces, tanto repetidas visitas a los especialistas, como cierto grado de incomodidad y hasta sentimientos de vergüenza. La pareja no fértil es presa de sentimientos contradictorios, desde negación e ira, hasta frustración e impotencia por la falta de control de su situación. Y estos mismos sentimientos pueden afectar negativamente la capacidad, tanto del hombre como de la mujer, para someterse al rigor de las pruebas de diagnóstico y al tratamiento. Es más, puede que sean la razón más frecuente por la que abandonen el tratamiento o desistan del intento antes de agotar todas las posibilidades.

El estrés de la infertilidad también puede afectar la frecuencia y la calidad de las relaciones sexuales de la pareja. En sí el estrés no causa infertilidad, a menos que sea tan serio que interfiera con la ovulación (algo bastante poco común) o afecte totalmente las funciones sexuales, particularmente en el hombre.

En una pareja que esté tratando de vencer su infertilidad, es extremadamente importante que el hombre y la mujer se comuniquen a nivel de sentimientos con respecto a su situación y que tomen decisiones terapéuticas conjuntas de apoyo mutuo.

A veces el deseo de un hijo no es igualmente intenso en un miembro de la pareja como en el otro porque el individuo, por ejemplo, ya tiene hijos de un matrimonio anterior. A veces son los miembros cercanos de la familia los que ejercen una presión demasiado fuerte preguntando constantemente cuándo van a tener un hijo o si es que no lo quieren tener. También algunos eventos sociales, como las fiestas de cumpleaños de los pequeños o los "baby showers" pueden convertirse en penosos recordatorios.

Es muy importante que la pareja aprenda a reconocer cuándo se siente estresada y qué es lo que se los provoca, así como que encuentren maneras de aliviar la situación. Algunas técnicas, como la relajación, la meditación, los masajes, la sicoterapia e incluso la acupuntura, han sido usadas con cierto éxito.

También hay que tomar en cuenta que el tratamiento resulta más fácil para las parejas si éstas no se sienten solas; es por eso que han surgido grupos de apoyo que permiten que las parejas no fértiles compartan sus experiencias.

Pautas para disminuir el nivel de ansiedad y estrés

Como no hay nada como una buena motivación, el hecho de pensar en tener un hijo puede ser un buen motivo para analizar con nuestra pareja nuestras prioridades en la vida.

Podemos ver cuales son los factores más estresantes que nos afectan y ver las posibles soluciones.

El trabajo y la vivienda suelen ser dos de las principales. Será el momento de replantearnos la idoneidad del trabajo que tenemos (quizá ganamos un sueldo alto pero trabajamos excesivas horas). Igual la vivienda de nuestros sueños es demasiado cara para nuestras posibilidades y nos hace vivir siempre con la angustia económica. En fin, cada persona conoce su situación y debe analizarla.

Podemos pedir a un profesional que nos de unas buenas pautas de alimentación y por último ver si podemos hacer un poco de ejercicio físico. A veces puede ser algo tan fácil como no utilizar el ascensor o utilizar menos el coche (carro).

El masaje entre la pareja también nos puede ayudar mucho.

Ver menos horas de televisión y aprovechar más para charlar con la pareja, pasear juntos, ir al cine, a bailar, a ver a esos amigos que hace tiempo no visitamos, etc.

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