La lepra es una enfermedad infecciosa conocida desde los tiempos bíblicos, caracterizada por lesiones cutáneas desfigurantes, daño neurológico periférico (entremidades) y debilidad progresiva.
Causas y factores de riesgo
La lepra es causada por el organismo Mycobacterium leprae. Es una enfermedad de difícil transmisión y tiene un largo período de incubación, lo cual dificulta determinar el momento y el lugar donde se contrajo la enfermedad.
La lepra tiene dos formas comunes de manifestación: la tuberculoide y la lepromatosa, las cuales a su vez poseen otras subdivisiones. Ambas formas ocasionan lesiones en la piel, pero la forma lepromatosa es la más severa y produce grandes quistes desfigurantes.
Todas las formas de esta enfermedad causan finalmente daño neurológico periférico (daño nervioso de las extremidades) que se manifiesta por pérdida sensorial cutánea y debilidad muscular. Las personas con lepra de duración prolongada pueden perder el uso de sus manos o pies debido a las lesiones repetitivas ocasionadas por la ausencia de sensibilidad.
La lepra es una enfermedad común en muchos países del mundo mayormente en los que poseen climas templados, tropicales y subtropicales. En los Estados Unidos, se diagnostican aproximadamente 100 casos cada año, la mayoría circunscritos al sur, California, Hawaii y las posesiones insulares.
Existen medicamentos efectivos que hacen innecesario el aislamiento de las víctimas en "colonias de leprosos". Sin embargo, el surgimiento de Mycobacterium leprae resistente a los medicamentos, al igual que el aumento en el número de casos en todo el mundo, han originado una preocupación global acerca de esta enfermedad.
Síntomas
• Una o más lesiones cutáneas hipopigmentadas (más claras de lo normal) en las cuales se presente disminución de la sensibilidad al tacto, al calor o al dolor.
• Lesiones externas que no se alivian en semanas o meses.
• Entumecimiento o ausencia de sensibilidad en las manos y brazos o en los pies y piernas.
• Debilidad muscular que ocasiona la presencia de signos como pie caído (la punta del pie se arrastra al levantarla para dar un paso).
Pronósticos
Es importante hacer un diagnóstico a tiempo. El tratamiento oportuno limita los daños producidos por esta enfermedad, libera a la persona de ser agente infeccioso y le permite llevar un estilo de vida normal.
Complicaciones
• Daño nervioso permanente
• Desfiguración estética
Prevención
La prevención consiste en evitar el contacto físico cercano con personas que tengan esta enfermedad y que no hayan sido sometidas a tratamiento. Las personas afectadas con un tratamiento con medicamentos a largo plazo se vuelven no infecciosas (no transmiten el organismo que causa la enfermedad).
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