03 abril 2013

El moco, protector del organismo

El moco contiene altas concentraciones de anticuerpos y tiene varias funciones protectoras del organismo, pero su consistencia nos revela algunas enfermedades

Por lo regular, hablar de mocos resulta de mal gusto e incluso denota falta de educación, no obstante, poco sabemos de la importante función que cumplen dentro del cuerpo y de lo valiosa que es su ayuda para prevenir infecciones.

La nariz es la puerta de entrada del aparato respiratorio y su función es la de calentar, filtrar y humidificar el aire que pasa por ella con dirección a la garganta y a los pulmones, pero para que esto ocurra la mucosa debe estar en óptimas condiciones.

La mucosa nasal es un tejido húmedo que produce una secreción espesa y pegajosa a la que se le denomina moco. El moco ayuda a la mucosa a defenderse de distintas agresiones del medio ambiente.

De acuerdo con la Dra. Griselda Galicia, otorrinolaringología, el ser humano produce a diario de 1 a 1½ litros de moco, es decir, las glándulas que se encuentran en la nariz y en la garganta generan esta secreción fluida que lubrica y limpia las membranas nasales.

El moco contiene una alta concentración de anticuerpos y de inmunoglobulinas que protegen al organismo de los gérmenes, pues gracias a su textura viscosa éste es capaz de inmovilizar partículas grandes evitando que ingresen al árbol respiratorio.

Además, humecta y mejora la temperatura del aire que respiramos. No obstante, la exposición a los contaminantes químicos del aire en las grandes ciudades, la inhalación de humo de tabaco, el uso de aire acondicionado y de calefactores y el resfriado común o gripe entre otros, originan una disminución en el contenido total de moco, el cual se compone de un 96 por ciento de agua y un 4 por ciento de glucoproteínas, lo que produce aumento en la viscosidad del mismo y la disminución del movimiento ciliar, es decir, se produce un estancamiento de las secreciones por lo que se facilita la proliferación de bacterias e incluso de infecciones.

De acuerdo con los expertos, se debe mantener el moco líquido y no espeso y pegajoso, por ello, recomiendan el uso de un humectante nasal a base de Cloruro de sodio-glicerol que lubrica e hidrata a la nariz. Además, aconsejan beber por lo menos dos litros de agua al día, asear la nariz, evitar los cambios bruscos de temperatura, entre otros.

Moco verdes

Muchas personas, sobretodo las mamás, tienen la idea de que los mocos de color verde son señal de una infección y que deben suministrar un antibiótico. ¡Gran error! Las secreciones de color verde lo único que demuestran es que la mucosa nasal está deshidratada. No obstante, es necesario consultar al médico especialista para que él detecte las causas de origen.


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