31 octubre 2008

HIPERTENSION, UNA AMENAZA SILENTE

Cuando tenemos fiebre, dolor de garganta y tos, asumimos que tenemos “gripe” y decidimos tomar algo para que desaparezca este malestar. Esto es así porque ante unos síntomas que decimos conocer actuamos para tratar de recuperar la salud.

Con la Presión arterial alta (Hipertensión) no siempre podemos identificar síntomas claros que nos pongan en aviso; porque un dolor de cabeza, un mareo, una palpitación, una molestia en el pecho, la falta de aire, un cansancio al subir las escaleras, visión borrosa, nauseas, vértigo, un sangrado por la nariz o un zumbido en los oídos; pueden ser causados por hipertensión o por muchas otras condiciones. Además la presión arterial alta puede simplemente producir “nada” y presentarse ante nosotros con una de sus terribles consecuencias (el derrame cerebral, la insuficiencia renal, el infarto, la insuficiencia cardiaca o la muerte súbita).

Por eso decimos que es una amenaza silente; porque no siempre nos avisa y está presente entre nosotros. Muy presente por cierto; porque cerca de una cuarta parte de la población dominicana mayor de 18 años sufre de esta enfermedad y más de la mitad tiene antecedentes en su familia.

¿Cómo sabemos si sufrimos de Hipertensión?

Con la toma periódica de la presión arterial, por lo menos 4 veces al año, por un personal debidamente entrenada. Estos controles nos permitirán determinar cuál es el valor de nuestra tensión arterial, es decir “en cuanto esta nuestra presión, y así saber si es normal o no.

¿Cuál es la presión arterial normal?

Nadie debe tener una presión arterial igual o mayor a 140/90mmHg., es decir catorce nueve, no importa la edad. Si esa persona sufre de diabetes, lo ideal sería una presión de 120/80mmHg. (doce ocho) o menos.

Con los controles de acción periódicos, podemos darnos cuenta si se presentan cambios en la presión y así tomar medidas que nos ayuden a controlar; porque no nos hacemos hipertensos de un día para otro, la presión va dando algunas señales, solo que hay que saber identificarlas. Es algo así como la batería del carro, que “antes de dejarnos en la calle avisa”, pero no siempre le hacemos caso. Es por esto que este chequeo periódico es conveniente hacerlo con una persona debidamente entrenada. Se trata del corazón, un asunto de vida y no es bueno arriesgarse. Recordemos que el cuerpo humano es un testimonio divino y que el corazón es una sofisticada maquina encargada de mantener este cuerpo vivo, por lo que necesita de manos conocedoras de su preciso funcionamiento.

En muy pocos casos, la hipertensión arterial puede curarse; pero si podemos lograr un adecuado control que nos puede asegurar una calidad de vida, tan larga como podamos mantener. Por eso es importante su detección temprana y tomar de conductas beneficiosas para evitar las complicaciones, así como la identificación de cualquier factor de riesgo que la acompañe; así que es recomendable realizar unos análisis para identificar problemas asociados, como la diabetes y el colesterol alto; un ecocardiograma, para ver la función y tamaño del corazón; un electrocardiograma para identificar el ritmo y potenciales riesgos coronarios; una radiografía de tórax para ver corazón y pulmones; una prueba de esfuerzo y un minucioso examen médico, por lo menos 1 vez al año, nos permitiría poner un alto a esta amenaza silente.

No seamos de la mitad de hipertensos que no saben que lo son y por lo tanto no se cuidan. Invirtamos en el corazón, el negocio por la salud, no tiene precio, sino gran valor.

Una actitud cardiosalusable, haciendo ejercicios regularmente, no fumando, consumiendo menos alcohol, evitando las grasas, manejando el estrés y chequeándonos regularmente, nos permitirá poner alto a la hipertensión.

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